Rebeldía, ternura y fecundidad. In memoriam C. Barbero ¿Valió la pena su vida? (2/3)

Fernando Montes (Septiembre, 2017)

¿Quién quiso ser CB?

Hace años Carlitos acompañaba a una persona que tenía ciertas dificultades de orden psicológico. Un día le digo: «Carlitos, me admira tu paciencia». Y me respondió: «Es un pobre de Yavé». En la Biblia aparecen muchos grupos de personas, grupos con limites bien marcados, algunos como expresión de la realidad que se vivía. Los hijos de Jacob, los Jueces, los Reyes, los escribas, los fariseos, los apóstoles, etc. Pero hay un grupo que atraviesa toda la Biblia y que no tiene límites de tiempo ni de espacio. No tiene títulos, no tiene poder ni dinero, ni prensa: son pobres. Jesús los encontró a su paso y tuvo el valor de ponerlos en evidencia. («Tu fe te ha salvado»).

Ese grupo es llamado: LOS POBRES DE YAVE. Se caracterizan por tener como único punto de apoyo la confianza en el Dios cercano. Después de mucho tiempo me di cuenta, que esa frase de CB -«es un pobre de Yavé», era, también, la definición de sí mismo. Era la síntesis de lo más profundo de su vida: ser un pobre de Yavé. Eso quiso ser. Nada más. Por eso no le interesaron ni los cargos, ni el poder, casi ni su propia persona, ni el dinero, ni el confort. Como si este pobre de Yavé se nos volviera a repetir aquello de Santa Teresa de Ávila: SOLO DIOS BASTA.

¿Fue fecunda la vida de Carlitos? –¿Valió la pena su vida entregada?

Todo depende de las categorías que usemos para discernir:

Si por fecundidad utilizamos criterios, muchas veces presentes en las comunidades cristianas, como la eficiencia, el manejo de dinero, la ambición de poder y de figuración, la habilidad para construir grandes obras, la capacidad administrativa, la amistad con los sectores del poder, el carrerismo, el espíritu de príncipe, entonces habrá que afirmar que su vida entregada fue inútil e infecunda. No tenía nada tenía nada de eso ni quería tenerlo.

Si por fecundidad y validez utilizamos los criterios y la práctica de Jesús, como la cercanía, la amistad, la lealtad, la opción por los más pobres, su presencia alentadora, la preocupación por los débiles y sufrientes, la presencia alegre y silenciosa, la capacidad de servir, la búsqueda del último lugar, entonces tendremos que decirle a Carlitos: «gracias por haber pasado por muchos de nosotros sembrando alegría y esperanza».

La despedida que le dio tanta gente amiga aquellos días del 17, 18 y 19 de septiembre en Isidro Casanova y en San Juan no tuvo expresiones de angustia o de abatimiento. Las personas, muchísimas, fueron a expresarle su agradecimiento y reconocer la inmensa fecundidad de su vida.

Se llevó una gran cosecha, se llevó mucho de nuestros dolores escondidos y de nuestras lágrimas y nos dejó la impresión cierta de que un gran amigo de Jesús pasó en bicicleta por las calles de nuestra vida.

Fernando Montes. (San Francisco Solano-Quilmes).

Nació el 24 de febrero de 1941 en Angaco sur, hoy San Martin, Pcia de San Juan. Falleció en Bs.as el 17 de septiembre de 2017, a los 76 años de edad, 58 años de profesión religiosa y 48 años de sacerdote.

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